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Legado de amor

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Padres de la novia

Mis papás se conocieron de la manera más inesperada. Era mayo de 1980 y mi papá, de 17 años, llegó a la casa de mi mamá, quien entonces tenía 15. Iba preguntando por una tía que organizaba una fiesta llamada “Las Damas del Cesar y La Guajira”, cuyo objetivo era recaudar fondos para personas de escasos recursos en La Guajira. Cuando mi papá tocó la puerta, fue mi mamá quien le abrió. Poco después, bajó mi tía para entregarles las boletas, y mi papá accedió a comprarlas bajo la condición de que mi mamá lo acompañara a la fiesta. Ocho días después, mi papá y su mejor amigo fueron a recoger a mi mamá y a mi tía Sole. Esa noche bailaron y vivieron una velada inolvidable, sin saber que estaban comenzando una historia de amor para toda la vida.

 

Después de algunas salidas, se hicieron novios el 3 de junio de ese mismo año en una heladería llamada Helados Holanda, ubicada en la 15 con 85. Se cuadraron en secreto, ya que a mi mamá no le permitían tener novio en ese momento. Con el paso del tiempo, fueron construyendo una relación llena de recuerdos hermosos y aventuras, siempre acompañados por la música de Diomedes Díaz.

Padres del novio

Mis papás se conocieron en 1991, cuando mi papá era jefe del Servicio Médico de Pensionados de Texaco en la Clínica Shaio de Bogotá, y mi mamá era la coordinadora de contratos de la empresa. Durante ese tiempo, trabajaron juntos en la preparación de la renovación del contrato de la clínica. A finales de ese año, mi papá fue trasladado a la oficina principal y mi mamá al Departamento de Recursos Humanos, lo que fortaleció su relación laboral. Mi tía Adriana, hermana de mi mamá, fue clave en esta historia: en 1995, mi papá comenzó a cortejar a mi mamá, pero ella no lo tomaba en serio porque no quería una relación con un compañero de trabajo. Tras varias invitaciones, y gracias a la insistencia de mi tía, mi mamá aceptó salir con él. En su primera cita, descubrieron una conexión profunda: compartían temas de conversación, gustos gastronómicos y culturales. Así, después de cinco meses, se hicieron novios el 30 de agosto de ese año.

 

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Padres de la novia

Poco tiempo después, mis papás formalizaron su relación con mis abuelos, y fue en 1983 cuando mi papá decidió dar el siguiente paso: le propuso matrimonio a mi mamá en la casa de mis abuelos maternos, rodeados de toda la familia.

Finalmente, se casaron el 23 de junio de 1984 en la iglesia Nuestra Señora del Carmen, en el municipio de Hatonuevo, La Guajira, y celebraron su recepción en la casa de mi abuelo materno, la que por muchos años fue la alcaldía del municipio.

Hoy llevan 41 años de casados. Han formado una hermosa familia con tres hijas, construyendo con perseverancia y compromiso un hogar lleno de amor, desafíos y felicidad.

Padres del novio

Rápidamente se enamoraron y, en marzo de 1996, ya se proyectaban a construir una vida juntos. El 1 de abril de 1996, mi mamá viajó a Estados Unidos para recibir su residencia americana y asistir a un curso de tres meses patrocinado por su empresa. Durante su ausencia, mi papá habló con mis abuelos para contarles que deseaban casarse y que había planeado unas vacaciones en mayo para viajar a New Jersey, donde le propondría matrimonio. Así, el 9 de mayo, en el Medieval Times de Lyndhurst, New Jersey, mis papás se comprometieron.

Finalmente, se casaron el 5 de octubre de 1996 en la iglesia del Gimnasio Moderno, y celebraron su recepción en el Club de la Fuerza Aérea en Bogotá.

Hoy llevan 29 años de casados. Han formado una hermosa familia, enseñándonos a mi hermano y a mí un mundo lleno de entrega total, compromiso y felicidad.

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